En un edificio de apartamentos, un hombre soltero se moría de curiosidad por saber por qué su vecina que era viuda,
y vivía sola, gritaba todas las noches de una forma escandalosa.
Hasta que no pudo más, y se puso a observarla por un agujero de la puerta,
y lo que vio, lo dejó helado, pues resulta que la Mujer ,
antes de enterrar a su marido, le cortó con un cuchillo el pene y lo mandó a disecar.
Lo puso en la pared a la altura de su cintura, y todas las noches abrazaba la pared y hacía el amor.
Al vecino se le ocurrió la idea de hacer un hoyo en la Pared. Quitó el pene del difunto y puso el de él, y se puso a esperar a la vecina.
Cuando por fin ella llegó, sollozando con lágrimas en sus ojos y con mucha tristeza con
un cuchillo en la mano derecha; con la izquierda agarró el pene y le dijo:
-Nos mudamos Pancho!