Una bella mujer joven sale de la ducha,
se envuelve con una toalla y avisa a su marido que ya puede ducharse.
Cuando él entra en la ducha suena el timbre de la puerta.
La esposa le dice que ella abre, y baja a abrir la puerta envuelta en la toalla.
Al abrir la puerta se encuentra a su vecino Antonio, quien se queda sin palabras ante la visión que le ofrece la señora.
Entonces, él saca dos billetes nuevecitos de 100 euros y le dice a ella que son suyos si deja caer la toalla hasta la cintura.
Ella piensa, “¿por qué no?”, de modo que deja caer la toalla y deja sus senos al descubierto , entonces coge el dinero.
Antonio jadea ante lo que ve; saca prontamente otros 200 euros
y se los ofrece por dejar caer la toalla hasta el suelo para ver todo el asunto.
La mujer piensa que ya había llegado bastante lejos, así que no le importaba hacerlo,
y deja caer la toalla al suelo enseñando su precioso cuerpo.
Antonio la contempla un momento, le da las gracias y se va.
Cuando ella sube de nuevo, su marido que acababa de salir de la ducha, le pregunta que quién había llamado a la puerta.
Ella contesta:
– Era nuestro vecino Antonio.
– ¿Y ha traído los 400 euros que me debe?
– pregunta el marido.