Había una vez un viejito que necesitaba un transplante de corazón,
entonces cuando estaba en la sala de urgencias,
el doctor le dió buenas noticias; habían tres corazones para su transplante.
Uno era de un piloto que no bebía ni se drogaba.
Otro era de un atleta que tenía buena salud.
El tercero era de un abogado que bebía mucho alcohol, se drogaba,
odiaba a los niños y no tenía buena salud.
El viejito eligió el del abogado.
El doctor le preguntó:
¿Por qué eligió el del abogado?
Y el viejito le responde:
Ya que tenía que elegir un corazón que estuviera nuevo, decidí elegir uno que no se haya usado nunca.