Van dos amigos andando por el bosque, y en eso que se encuentran una escopeta tirada en el suelo.
Como no saben lo que es, uno la coge por la parte del cañon
y se pone a mirar por los agujeros.
El otro amigo la coge por la culata, metiendo los dedos en el gatillo, disparandose la escopeta.
Soltandola, ve como se le ha quedado la cara al colega y le dice:
– Tio, no pongas esa cara, que yo tambien me he llevado un susto de la hostia.