Estaba un africano totalmente perdido en el desierto del Sahara, sin agua, sin comida, sin nada, totalente solo…
en eso en uno de sus últimos pasos descubre una pequeña lámpara mágica. Sorprendido, la frota con gran ansiedad y fe de salvarse.
Se le aparece un genio que le dice:
– A ver, ya que me despertaste te voy a conceder tus tres deseos, pero dímelos todos juntos para ahorrar tiempo.
Entonces el africano se queda pensando unos segundos y dice:
– ¡Ya los tengo¡ Primero, quiero ser blanco, mi segundo deseo es ver muchos culos, sí, ver muchos culos, y por último…
quiero quitarme la tremenda sed que tengo, así que quiero que nunca más me falte el agua.
Y entonces le dice el genio:
– ¡Deseos concedidos!
Y lo convierte en un WC.