Se dice que un monarca oriental, al cual le gustaba mucho el ajedrez decidió recompensar a su inventor concediendole aquello que él solicitase.
Para ello el inventor le pidió al monarca 1 grano de trigo por el 1º cuadro del tablero de ajedrez,
2 granos para el 2ºcuadro, 4 granos para el 3ºcuadro, 8 para el 4ºcuadro, y así sucesivamente hasta el cuadro 64.
Al monarca le pareció una petición muy modesta, por lo que aceptó al momento.
Sin embargo, no hubo tanto trigo en el reino para cumplir la petición