En la clase, la profesora comienza a dar una clase de vocabulario:
“A ver, Pepita, decime una palabra que comience con C”.
Y antes de que aquella pudiera responder, Jaimito la interrumpe y grita:
“¡Culo! ¡Concha!”
La maestra, conteniendo su furia continúa:
“A ver, Raulito, una palabra con T”.
Pero antes de que aquel pudiera hablar, Jaimito interrumpió:
“¡Teta!”
La profesora, que ardía en rabia, suspiró un momento y pensó:
“Ahora le cago a este infeliz”.
“A ver, Jaimito, decime una palabra con E”.
Y Jaimito pensaba y pensaba:
“¡La puta! Una grosería con E… Una grosería con E…”
Finalmente responde:
“¡Ah, ya sé, profe: enano!”
“¡Muy bien, Jaimito!”