Una oficina local de United Way se dio cuenta de que la organización nunca había recibido una donación del abogado más exitoso de la ciudad.
El encargado de aportes lo llamó para convencerlo de que contribuyera.
“Nuestra investigación muestra que con un ingreso anual de al menos 500.000 dólares, no se dona ni un centavo a la caridad.
¿No le gustaría contribuir a la comunidad de alguna manera?
El abogado reflexionó sobre esto por un momento y respondió:
“Primero, ¿su investigación también mostró que mi madre está muriendo después de una larga enfermedad
y tiene facturas médicas que son varias veces sus ingresos anuales?”
Avergonzado, el representante de United Way murmuró: “Um… no”.
“– ¿O que mi hermano, un veterano discapacitado, es ciego y está confinado a una silla de ruedas?”
El afligido representante de United Way comenzó a balbucear una disculpa, pero fue interrumpido.
“- ¿O que el marido de mi hermana murió en un accidente de tráfico”, la voz del abogado se elevó con indignación, “¡¿dejándola sin un centavo y con tres hijos?!”
El humillado representante de United Way, completamente golpeado, dijo simplemente: “No tenía idea…”
En una racha, el abogado lo interrumpió una vez más: “- Entonces, si no les doy dinero, ¿por qué debería dártelo a ti?”