Una joven va a la casa de los padres de su novio para la cena de Acción de Gracias.
Esta será la primera vez que conoce a su familia y está muy nerviosa.
Todos se sientan y comienzan a comer una excelente comida de Acción de Gracias.
La jovencita empieza a sentir un poco de malestar, gracias al nerviosismo y a las judías.
Los dolores causados por los gases casi le hacen llorar los ojos.
Sin otra opción, decide hacer sus necesidades un poco y suelta un delicado pedo.
No fue ruidoso, pero todos en la mesa escucharon el puf.
Antes de que ella tuviera siquiera la oportunidad de avergonzarse…
El padre de su novio miró al perro de la familia que había estado durmiendo a los pies de la joven y dijo con voz bastante severa:
“¡Charlie!”
La joven pensó para sí misma: “¡Esto es genial!” y una gran sonrisa apareció en su rostro.
Un par de minutos más tarde, empezó a sentir el dolor nuevamente.
Esta vez ni siquiera lo dudó.
Dejó que uno mucho más fuerte y más largo chillara.
El padre volvió a mirar al perro y gruñó:
“¡Sal de debajo de la mesa!”
Una vez más la joven sonrió y pensó: “¡Sí!”
Unos minutos más tarde nuestra pequeña heroína tuvo que dejar libre a otro.
¡Soltó una explosión que rivalizaba con el silbato de un tren!
Una vez más, el padre miró al perro con disgusto y gritó:
“¡Mueve a Charlie antes de que te cague encima!”