Dos ancianos deciden que están cerca de sus últimos días y deciden pasar una última noche en la ciudad.
Después de unas copas, terminan en la casa de noche local.
La señora echa un vistazo a los dos viejos y le susurra a su gerente:
‘Sube a los dos primeros dormitorios y coloca una muñeca inflada en cada cama.
Estos dos son tan viejos y borrachos que no voy a desperdiciar a dos de mis hijas con ellos. No notarán la diferencia’.
El gerente hace lo que le dicen y los dos ancianos suben y se ocupan de sus asuntos.
Mientras caminan a casa, el primer hombre dice: “Sabes, creo que mi niña estaba muerta”. “
¿Muerto? dice su amigo, “¿Por qué dices eso?”
“Bueno, ella nunca se movió ni hizo ningún sonido durante todo el tiempo que estuve amándola”.
Dice su amigo. ‘Podría ser peor, creo que la mía era una bruja’.
‘¿¿Una bruja??… ¿Por qué diablos dices eso?’ ‘
Bueno, le estaba haciendo el amor, besándola en el cuello,
y le di un mordisco, luego se tiró un pedo y salió volando por la ventana… ¡se llevó mis dientes!’