Un hombre se disponía a cerrar su bar por la noche
cuando irrumpe un atracador con pasamontañas y saca una pistola.
Le grita: “¡Esto es un atraco! Mete toda tu pasta en esta bolsa”.
El hombre, asustado, suplica: “¡No dispare, por favor! Haré lo que me diga”.
El atracador grita: “¡Cállate y vacía la caja registradora!”.
ÉL dice: “¡Vale, vale! Pero no dispare, ¡tengo mujer e hijos! Haré lo que me digas!”
El ladrón coge el dinero, le pone la pistola en la cabeza y le dice,
Muy bien, ahora dame un blwjb!”
“¡Cualquier cosa!” grita el hombre, “¡Sólo no dispares!”
El hombre empieza a soplar al maleante.
Cuando el delincuente se excita, deja caer la pistola.
El hombre ve la pistola en el suelo, la recoge, se la devuelve al delincuente y grita,
“¡Sujeta la pistola, maldita sea! Alguien podría entrar”.