Dos amigos entraron en una panadería. Uno de ellos, sin que el dependiente se diera cuenta, cogió tres pasteles a escondidas y presumió de lo listo que había sido por no haber sido descubierto.
El otro amigo dijo: «Esa no es la manera correcta de hacer las cosas.
Déjame mostrarte una forma ingeniosa pero honesta de conseguir pasteles».
Le pidió al dueño de la panadería un pastel para hacer un truco de magia.
El dueño, curioso, le dio uno. El amigo se lo comió y luego pidió dos más, que también comió.
El dueño de la panadería, ahora desconcertado, preguntó: “¿Dónde está el truco de magia?”
El amigo inteligente dijo: “Revisa el bolsillo de mi amigo”.