Dos ancianos están sentados al sol en la puerta de la casa de uno de ellos cuando
una vecina, también anciana, se asoma a la calle completamente desnuda.
Uno de los viejos, que no ve bien, le pregunta al otro:
– Oye, ¿qué lleva puesto tu vecina?
– No lo puedo ver, pero necesita un buen planchado.