Entra un hombre en un bar con una bolsa voluminosa, se acerca a la barra y pide una cerveza, el camarero, intrigado, tras ponerle la cerveza dice:
– Perdone, ¿me puede decir lo que lleva en la bolsa? Si no es indiscreción.
– Faltaría más, hombre.
Y saca de la bolsa una boya.
– ¿Y para qué va usted con eso en una bolsa?
… – Pues verás, iba por la playa dando un paseo y me encontré una botella, la froté y salió un genio…
– ¡Venga ya! Eso no te lo crees ni tú.
– Aquí esta la botella, frótala.
La frota y sale un genio, que se presenta y le ofrece un deseo al camarero, quien, emocionado, dice:
– Quiero….quiero…¡¡¡un millón de pelas!!!
El genio, solemnemente, dice “Concedido”, y el bar aparece lleno de velas encendidas.
– Pero…. ¿para qué coño quiero yo un millón de velas?
– ¿Y para qué coño quiero yo una boya de 25 cms.?!!.