Madre anciana en una residencia
Una noche, una familia lleva a su anciana y frágil madre a una residencia con la esperanza de que la cuiden bien.
A la mañana siguiente, las enfermeras la bañan,
le dan un sabroso desayuno y la sientan en una silla junto a una ventana que da a un bonito jardín de flores.
Parece estar bien, pero al cabo de un rato empieza a inclinarse lentamente hacia un lado en la silla.
Dos enfermeras se apresuran a cogerla y enderezarla.
Una vez más, parece estar bien, pero al cabo de un rato empieza a inclinarse hacia el otro lado.
Las enfermeras vuelven corriendo y la enderezan de nuevo.
Así toda la mañana.
Más tarde llega la familia para ver cómo se adapta la anciana a su nuevo hogar.
“Mamá, ¿qué tal aquí? ¿Te tratan bien?”, le preguntan.
“Es bastante agradable”, responde ella.
“Excepto que no te dejan tirarte pedos.