Siempre cuando un Jefe de Estado llega al Cielo,
Dios se pone de pie para darle la bienvenida.
Tan sólo cuando llegó Franco no se levantó.
San Pedro se acercó y le dijo:
Padre Eterno, ¡es el Generalísimo de España!
¿Por qué no se levanta como hace con todos los demás Reyes y Jefes de Estado?
-¡ Jamás con éste… Si me levanto, seguro que se sentará en mi trono para siempre.