Un hombre llega a su empleo con los dos ojos morados.
Su jefe le pregunta qué le sucedió, y el hombre respondió:
El domingo estaba en misa, y cuando nos pusimos de pie noté que a la señora que
yo tenía enfrente, la falda se le había metido entre las nalgas, así que lo saqué.
Ella se volvió y me dio un puñetazo en un ojo.
Ah, ya veo, pero ¿y el otro ojo?
Bueno, es que como ella se había enojado, puse la falda donde estaba..