Un matrimonio regresa de una fiesta, y al llegar a casa suben las escaleras, ella delante y él detrás.
El marido, envalentonado por las copas ingeridas, se le ocurre el siguiente comentario:
– “Amor mío, tienes el culo como una lavadora de grande”.
Ella no responde, farfulla algo entre dientes, y continúa subiendo hasta el dormitorio.
Minutos más tarde, ya en el cama, el marido se acerca cariñosamente a la espalda de su mujer mientras le susurra al oído:
– “cariño, me apetece hacer el amor…”
Ella sin inmutarse, responde:
“para una prenda tan pequeña no pongo yo la lavadora..,
lávala a mano…”