La aviación norteamericana desarrollo un dispositivo para probar la resistencia del cristal del parabrisas de los aviones.
Consistía en un tipo de cañón que disparaba un pollo muerto al cristal del avión.
El tiro era exacto y reproducía la velocidad con que una ave puede impactar en un avión en pleno vuelo. Si el parabrisas resistía la prueba del impacto del pollo, entonces soportaría la colisión con un pájaro en vuelo real.
El dispositivo funcionó perfectamente en todas las pruebas que se efectuaron en EE.UU.
Estudiosos lumbreras del Gobierno español, que estaban desarrollando una locomotora para el AVE, se interesaron por el cañón de los pollos, pensando aplicar la idea al parabrisas del nuevo tren.
Al primer tiro, el pollo reventó el cristal frontal del tren, rompió el cuadro de instrumentos, perforó el asiento del ingeniero, hirió a dos técnicos y voló hasta el fondo de la locomotora, estrellándose contra la pared haciendo un agujero profundo en la chapa…
Los ingenieros del Gobierno español quedaron completamente asustados de aquel sorprendente y violento resultado.
Documentaron la escena con detalle, hicieron fotos digitales, grabaron declaraciones de testimonios oculares, elaboraron documentos técnicos y enviaron toda la información a los EUA, preguntando qué habían hecho mal.
Los técnicos americanos estudiaron con detalle la documentación recibida y respondieron con un e-mail seco y directo:
‘DESCONGELEN EL POLLO’