Una mujer fue al Servicio de Atención al Cliente de un importante negocio de ventas de electrodomésticos.
Le dice al empleado del mostrador que quería devolver una tostadora que había comprado, porque no funcionaba.
El empleado le contestó que no podía aceptarle la tostadora porque la había comprado con una oferta especial.
Entonces la mujer levantó los brazos y comenzó a gritar:Acaríciame las tetas, por favor… ¡Acaríciame las tetas!
El empleado, aturdido, corrió a llamar al gerente del local. Ya frente a una multitud creciente de clientes, el gerente le preguntó a la mujer:
Pero, ¿Qué le pasa, señora?
Ella le explicó otra vez el problema de la tostadora y el gerente, le repitió la misma negativa dada por el empleado.
Inmediatamente ella, una vez más, levantó los brazos y comenzó a gritar:
Acaríciame las tetas, por favor, dale, ¡Acaríciamelas!
Diciendo eso, atrajo una multitud mucho mayor. Shockeado, el gerente pregunta:
¿Pero señora, por qué está gritando esto?
La mujer, ya con toda tranquilidad, le dice:
Porque me gusta que me acaricien las tetas cuando siento que me están jodiendo.
La multitud estalló en aplausos y rápidamente le reembolsaron el dinero