Unos náufragos fueron a dar a una isla desierta.
Como no tenían nada para comer decidieron echar a la suerte quién se sacrificaría para que los demás se lo pudieran comer.
Entonces se fueron comiendo a uno, y a otro, y a
otro, y nadie llegaba a rescatarlos.
Al final sólo quedaban dos amigos.
Uno delgado y otro gordito.
Se lo echan a suertes y pierde el gordito.
Ya lo va a matar el otro, cuando este se pone a gritar:
-¡NO me mates! ¡NO me mates! ;Yo sé dónde hay
un montón de latas de lentejas escondidas!
–¡Desgraciado! ¡Y por que no nos lo habías dicho?
-¡Es que a mi no me gustan las lentejasssss!