Una señora que estaba bastante pasadita de peso, al sentarse en la taza del baño se quedó atorada, y desesperada llama a su marido…
Justo, Justo ayúdame por favor ayúdame..
“Hay Dios mío” ¿Vieja qué te pasó?
Mira nomás por no hacerme caso, ¡dejaste la tapa levantada y cuando me senté me fui hasta el fondo y ya me quedé atorada!
¡¡Ayyyy Mamasssitaa!!
Ayúdame, Pendejo, ¡no te rías!
El marido sin poder contener la risa, llama al plomero diciéndole que tenía una verdadera urgencia… Al comunicárselo a su esposa, ésta se quejó:
…¡Si **** ahora por tu culpa el plomero va a ver mi desnudez!…
Dame algo con que taparme!… Lo único que se le ocurrió al marido fue pasarle el sombrero texano que tenía.
Entonces aquella inmensidad de mujer se lo puso entre las piernas cubriendo sus partes nobles.
Cuando el plomero entro al baño, después de estudiar la situación detenidamente, rascándose la cabeza dijo:
“Pues…. a la gorda si la saco, pero el vaquero…
“Yo creo que ya chingó su madre