El otro día, mientras conducía mi Harley, giré bruscamente para evitar chocar con un ciervo, perdí el control y aterricé en una zanja, golpeándome gravemente la cabeza.
Aturdido y confundido, salí de la zanja hasta el borde de la carretera cuando
un convertible nuevo y brillante se detuvo con una mujer muy hermosa que me preguntó: “¿Estás bien?”.
Cuando miré hacia arriba, noté que llevaba una blusa escotada con un escote increíble… “Creo que estoy bien”,
respondí mientras me acercaba al costado del auto para verlo más de cerca.
Ella dijo: “Entra y te llevaré a casa para que pueda limpiar y vendar ese desagradable rasguño que tienes en la cabeza”.
“Es muy amable de tu parte”, respondí, ¡pero no creo que a mi esposa le guste que haga eso!
“Oh, vamos, soy enfermera”, insistió.
“Necesito ver si tienes más rasguños y luego tratarlos adecuadamente”.
Bueno, ella era muy bonita y muy persuasiva.
Un poco conmocionado y débil, acepté, pero repetí: “Estoy seguro de que a mi esposa no le gustará esto”.
Llegamos a su casa, que estaba a pocos kilómetros de distancia y, después de un par de cervezas frías y las vendas, le agradecí y le dije: “
Me siento mucho mejor, pero sé que mi esposa se va a enojar mucho, así que Será mejor que nos vayamos ahora.
“¡No seas tonto!” dijo con una sonrisa, mientras se desabrochaba la blusa dejando al descubierto el conjunto más hermoso que he visto en mi vida.
“Quédate por un tiempo
ella no sabrá nada
Por cierto, ¿dónde está ella?
“Supongo que todavía estoy en la zanja con mi bicicleta”