Un fulano bien vestido entra en la sacristía, pregunta por el párroco, y empieza a hablar de la miseria que reina en el barrio:
Está luego la pobre viuda Menegazzi, con cuatro niños hambrientos y ella enferma en la cama,
sin dinero para el médico; además debe tres mesas de alquiler, por lo que está a
punto de ser desahuciada. Estoy tratando de reunir esa suma, y me preguntaba si usted me podría ayudar…
-¡ Claro que lo voy a hacer!
Contesta el cura párroco-. Si usted se preocupa tanto por esa pobrecita
, también puedo hacerlo yo… Pero, decidme, ¿quién es usted?
-¡ Soy su casero!