Una mujer estadounidense viaja a Inglaterra para asistir a una sesión de formación empresarial de dos semanas de duración.
Su marido la lleva al aeropuerto y le desea un buen viaje.
La esposa responde: “Gracias cariño, ¿qué quieres que te traiga?”
El marido se ríe y dice: “Una muchacha inglesa”.
La mujer guardó silencio y se fue.
Dos semanas después, la recoge en el aeropuerto y le pregunta: “Cariño, ¿cómo estuvo el viaje?”.
“Muy bien, gracias.”
“¿Y qué pasó con mi regalo?”
“¿Qué regalo?” Ella preguntó.
“La que pedí: ¡la chica inglesa!”
“Oh, eso”, dijo, “Bueno, hice lo que pude, ahora tenemos que esperar unos meses para ver si es niña”.